Una de las tareas que parece más tediosa cuando compras un vehículo es encontrar los seguros de coches que mejor te convengan. Necesitas una póliza que se adecúe a tus circunstancias, que cubra lo necesario, pero sin tener que pagar por coberturas que no vas a usar.
Grosso modo, podemos limitarnos a dos tipos de seguro: el seguro a terceros y el seguro a todo riesgo, pero como cada uno tiene variantes y para haceros la elección más fácil, vamos a explicaros los distintos tipos de seguros de coches que existen y las garantías opcionales de las que disponen los mismos.
Seguro de coche a terceros
También conocido como seguro de responsabilidad civil obligatoria, es el más sencillo, básico y el imprescindible exigido por ley para que tu coche pueda circular. Esta póliza cubre los daños personales y materiales causados, como su nombre indica, a terceros. Por tanto, no incluye daños ni al conductor del vehículo ni al propio coche. Este seguro puede complementarse con la cobertura de responsabilidad civil voluntaria, que amplía el valor económico del seguro de responsabilidad civil obligatoria.
Seguros de coches a terceros ampliado
Cuando quieres que tu coche tenga más coberturas que con el seguro a terceros, pero no necesitas todas las prestaciones que ofrece un seguro a todo riesgo. Este formato te permite contratar pólizas de forma independiente, por ejemplo, reparación o sustitución de lunas, asistencia en viaje, defensa jurídica y reclamación de daños (gastos jurídicos derivados de un accidente), asistencia sanitaria o cobertura por robo o incendio.
Seguro de coche a todo riesgo
Este tipo de póliza cubre las garantías anteriores y, además, sí incluye asistencia y servicios para ti, como conductor, y para tu coche, aun cuando seas responsable de los daños (cobertura de daños propios). Aquí se incluyen desde daños menores, como ralladuras en el vehículo, hasta casos de siniestro total. Este seguro resulta el más completo, y es la aseguradora la responsable de la protección de tu coche.
Seguros de coches a todo riesgo con franquicia
Es parecido al anterior, pero se diferencia en que este incluye una franquicia, aplicable a la cobertura de daños propios, que debes pagar como asegurado. Es decir, si tienes contratado un seguro a todo riesgo con franquicia de 150 € y tu coche sufre un daño cuya reparación ascienda a los 600€, te harás cargo del importe franquiciado (150 €) y la aseguradora se encarga del resto. Este tipo de seguro cuenta con la ventaja de ser más barato, al asumir tú, como asegurado, las franquicias.
Además de las coberturas mencionadas anteriormente, hay otras dos que no se suelen incluir en las pólizas de seguro convencionales, y conviene que las tengas en cuenta dependiendo de por donde tiendas a circular. La primera es la garantía de fenómenos atmosféricos, con la que aseguras los daños producidos por la lluvia, la nieve, hundimientos o cualquier fenómeno de la naturaleza. La segunda cobertura es la de colisión contra animales, muy útil si circulas por carreteras frecuentadas por animales salvajes.
Dependiendo de si el coche es antiguo o acaba de salir del concesionario, de si vives en una zona con frecuentes inclemencias meteorológicas o no, y otros factores tendrás que tenerlos en cuenta a la hora de elegir el seguro de coche perfecto para ti.
Ahora que ya conoces todo sobre los seguros de coches, ¿sabes cuál deberías contratar?
